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lunes, 2 de diciembre de 2013

Alertan de una tendencia «global»: el 80% de la persecución religiosa es contra cristianos


La noticia, triste noticia, es que la muerte violenta de un cristiano por el mero hecho de serlo ya no lo es. No salta a la actualidad, no sacude, no remueve, no conmueve. Quien denuncia es Javier Rupérez, miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, que publica un interesante estudio en el último número de Papeles FAES y que lleva por título «La persecución de los cristianos en el siglo XXI». Se habla mucho todavía de persecución sexual, política y racial, pero... ¿se aborda suficiente la religiosa? Y dentro de esta insidia, ¿se conocen datos como que en la última década se han producido 10.000 asesinatos al año de cristianos en razón a su credo? La estadística, aunque fría, se traduce en la estremecedora realidad de un cristiano muerto cada hora del último decenio. Hay instituciones, como el Centro para el Estudio de la Cristiandad del Seminario Teológico Gordon Conwell situado en Massachusetts, que multiplican ese dato por diez. 

Rupérez, miembro del Patronato de la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales, parte de varios sucesos acaecidos en este lustro más reciente y que sí tuvieron «la fortuna» de recalar en las primeras planas de los rotativos e informativos: la matanza en 2008 en el Estado indio de Orissa, donde los ataques contra la población cristiana local por parte de la formación nacionalista hindú «Vishua Hindu Parishad» cercenaron la vida a 57 personas, la mayoría de ellas quemadas vivas. Mientras, decenas de mujeres eran violadas ante la mirada atónita del mundo. 50.000 ciudadanos que profesan la fe del Evangelio de Cristo en este lugar huyeron a otro lugar para no correr la misma mala suerte.
En 2010, en uno de los mayores infiernos del planeta para un católico como es Irak, se produjo una matanza a manos de la organización afiliada a Al Qaida, «El Estado Islámico de Irak», que para desalojar del país cualesquiera otra creencia que no sea la musulmana asaltó una iglesia y mantuvo como rehenes a decenas de fieles cristianos. Los atacantes se inmolaron con cinturones explosivos para acabar con su vida, a la vez que lo hacían con la de 52 personas más.
Y, en tercer lugar, recuerda la de septiembre de 2013 cuando en Nigeria la organización islamista radical «Boko Haram» (cuyo nombre se traduce como «la educación occidental es un pecado») dejó un reguero de sangre en una población del nordeste del país africano. Se encontraron 142 cadáveres de personas de confesión cristiana. Uno días después ardían más de cien casas de la misma localidad.
Las preguntas al recorrer este manto de dramáticos hechos son obvias: ¿su delito? No se les conoce otro que creer y seguir a Jesucristo, dicta Rupérez en este estudio. «Estaban estigmatizados a los ojos de sus asesinos: eran cristianos y a tales efectos daba lo mismo que la obediencia fuera a la Iglesia latina de Roma, a la asiria de Bagdad o a otras ramas en las que se diversifica el protestantismo», completa. ¿Las motivaciones? «Estas muestras de vesania anticristiana encuentran su asiento en países y regímenes que tienen el ateísmo por creencia estatal y la persecución religiosa como norma», reseña el autor de este exhaustivo trabajo. Las aspiraciones para asesinar a cristianos suelen ser dos: se quiere eliminar otra forma de culto religioso que no sea la islámica o hinduista o, al menos, desplazarla, erradicarla de un lugar y mandarla a otro. Si no se consigue, al menos se pretende «limitar los ritos cristianos y colocar al cristianismo en un nicho de incomodidad».

Lugares del crimen


¿La moraleja? El autor de estos papeles alerta al mundo de que no se trata de hechos puntuales, sino que lo enmarca en una tendencia global, generalizada (lo que precisamente la condena al ostracismo y la indiferencia del respetable) que «no debe ser entendida como una manifestación aislada o insignificante», porque ya recorre el mapamundi de extremo a extremo. A este respecto, realiza un recorrido por los lugares del «crimen», aquellos donde la persecución a los católicos está siendo más acuciante. De la mano del informe del Congreso de los Estados Unidos sobre la libertad religiosa internacional o «International Religious Freedom Act» fechado este año dictamina que son especialmente preocupantes los estados que integran esta lista: Birmania o la antigua Myanmar, China, Egipto, Eritrea, Irán, Irak, Nigeria, Corea del Norte, Pakistán, Arabia Saudí, Sudán y las exrepúblicas postcomunistas del área soviética, además de Vietnam, Afganistán, Cuba, la India, Indonesia y Laos. Sorprende que en otras tablas que maneja se introduzca un país de tradición netamente católica, como Colombia.
En todos los países citados se identifica «la blasfemia» como la forma penal de condena (incluso a muerte) para todos los que osen manifestarse en público a favor de una convicción diferente a la «oficial» del país, que suele coincidir con el islam. También prohíben, coartan y controlan la práctica de religiones distintas a la islámica, incluso en privado.

Un éxodo de proporciones bíblicas


Sirva el dato que desglosa el especialista: en Irak, el éxodo de los cristianos ha mutilado a la población cristiana de 1,4 millones en el año 1987 a menos de medio millón en 2011. Con un evocador juego de palabras, Rupérez pone el foco en que la diáspora en este lugar donde «se establecieron los cristianos poco tiempo después de la muerte de Jesucristo y desde luego mucho antes del establecimiento del islam en la región ha cobrado proporciones bíblicas». Se intenta « borrar su rastro de la faz de la Tierra con el designio criminal», establece.
Los expertos tampoco albergan dudas de que si hay un lugar que representa la pesadilla religiosa ése es Corea del Norte. El estudioso de este fenómeno persecutorio lo retrata de una forma muy gráfica: este país «se ha convertido en un gigantesco "gulag" sin salida para cualquier ciudadano que asome una brizna de disidencia». 
De la lista que confecciona Open Doors (una organización americana protestante dedicada al seguimiento de este acoso a la fe en el mundo) se incluye a 50 países del globo donde se persigue a los cristianos; en 39 de ellos la población es mayoritariamente musulmana y se rigen por la «sharia» como ley estatal. Cabe preguntarse, advierte el escritor, si con sus malas artes contra los cristianos se busca ganar adeptos a su causa particular. 

En otras cifras que dibujan el mismo hecho, en la actualidad el 75% de la población mundial está viviendo en países con serias restricciones al ejercicio de la libertad religiosa y cien millones de cristianos (el 5% del total) padecen persecución en esos países. Otra entidad, la ONG Society for Human Rights de Fráncfort, calcula que el 80% de la discriminación religiosa en pleno siglo XXI se enfoca contra los cristianos.
El odio anticristiano se ha venido apercibiendo por parte de los mayores representantes de la Iglesia romana, como Benedicto XVI, que advirtió en diciembre de 2010, todavía como Sumo Pontífice, que la persecución contra los cristianos, lo mismo que la de otros grupos religiosos por el simple hecho de creer, es «intolerable, y representa un insulto a Dios, a la dignidad humana y una amenaza contra la paz y la seguridad». El Papa Farncisco también se expresó con inquietud por matanzas como la de Peshawar (Pakistán), en septiembre de 2013, con el resultado de 85 católicos muertos. «Tantos cristianos en el mundo están sufriendo. ¿Me deja indiferente o me afecta como miembro que soy de la misma familia cuando tantos hermanos están dando su vida por Jesucristo?».
Recuerda el Papa Bergoglio aquellas memorables frases del pastor protestante Martin Niemöller en un sermón de la Renania en plena postGuerra Mundial 1946 que le dio fama en los ochenta: «Primero vinieron a buscar a los comunistas, y no dije nada porque no era comunista. Luego vinieron por los judíos, y no dije nada porque yo no era judío. Luego vinieron por los sindicalistas, y no dije nada porque yo no era sindicalista. Luego vinieron por los católicos, y no dije nada porque yo era protestante. Luego vinieron por mí, pero para entonces, ya no quedaba nadie que dijera nada».
Entre las manifestaciones más acaloradas, Rupérez se retrotrae a la de la escritora Aayan Hirsi Ali en el semanal americano «Newsweek», quien no tuvo ambages en tildar de «genocidio» la sangrienta «cristofobia» que actualmente recorre naciones musulmanas. Y para darle el alcance y la envergadura al hecho denunciado dejó sobre el tapete de las conciencias una espinosa duda: dilucidar si la persecución a los cristianos tiene algo de comparable con el Holocausto de la Alemania nazi contra las raíces judías.
No es baladí para el autor, que se ancla en otras manifestaciones de expertos en el tema y no tiene peros en situar a los cristianos como la comunidad más perseguida en estos momentos en el mundo. «Constituyen en muchos países un grupo amenazado, urgentemente necesitado de protección y ayuda», colige. Y remacha su mensaje preñado de incertidumbre lanzando, de forma intrínseca, un deber a todos los lectores, al margen de su credo: «No tenías que ser judío en los años 70 para estar preocupado por los judíos disidentes en la Unión Soviética; no tenías que ser negro en los 80 para sentirte afectado por el "apartheid" en Suráfrica; y de la misma manera no tienes que ser un cristiano hoy en día para reconocer que los cristianos son el grupo religioso más perseguido en el planeta» (palabras escritas por John Allen en el National Catholic Reporter).
A tales efectos y de acuerdo con las urgentes conclusiones que extraeJavier Rupérez, todos los Estados como tales deben «exigir consecuencias en el mantenimiento de las relaciones bilaterales con los gobiernos que persiguen a los cristianos o limitan la libertad religiosa». «Tienen que elevar su voz y hay que interpelar vivamente a la UE en todos sus niveles, Naciones Unidas, la Conferencia Islámica...» y cuantas organizaciones supranacionales sea preciso para dar un giro a la situación.
Lucas 21 : 12 al 19 Dice:

12 Pero antes de todas estas cosas os echarán mano, y os perseguirán, y os entregarán a las sinagogas y a las cárceles, y seréis llevados ante reyes y ante gobernadores por causa de mi nombre.
13 Y esto os será ocasión para dar testimonio.
14 Proponed en vuestros corazones no pensar antes cómo habéis de responder en vuestra defensa;
15 porque yo os daré palabra y sabiduría, la cual no podrán resistir ni contradecir todos los que se opongan.
16 Mas seréis entregados aun por vuestros padres, y hermanos, y parientes, y amigos; y matarán a algunos de vosotros;
17 y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre.
18 Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá.
19 Con vuestra paciencia ganaréis vuestras almas.



lunes, 16 de septiembre de 2013

Libro: El Club de los inmortales Autor Daniel Estulin.

«Vivimos tiempos de grandes avances científicos y tecnológicos. También son tiempos de caos y conspiraciones. Tiempos de colapsos financieros que asuelan el globo. Tiempos de migraciones masivas. Tiempos en los que los ricos cada vez son más inmensamente ricos y poderosos... y tienen cada vez más miedo.

En esta nueva era, la ciencia y la tecnología dominan el mundo. Del transhumanismo a la tecnología de vigilancia, la inteligencia artificial, la inmortalidad neurológica, la realidad virtual, la nanotecnología, la ingeniería genética, el teletransporte... Estas tecnologías no están desarrollándose para beneficiar a la humanidad. Están desarrollándose para beneficiar a la élite. No están desarrollándose para controlar y detener a terroristas y criminales. Están diseñadas para contro- larte y detenerte a ti.

La humanidad está en peligro. El cambio es inevitable. No es el fin del mundo, pero puedes verlo y sentirlo desde aquí. Para muchos, esto sonará a película de Hollywood. Pero el mundo de Mad Max está a la vuelta de la esquina. Y te aseguro que es absolutamente real.» Daniel Estulin

Ver Vídeo promocional :

http://youtu.be/_OfPVhQ7BKo


 Nota:

La Biblia también anticiparía por medio de una profecía bíblica, que la ciencia se aumentaría al fin de los tiempos:
Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia se aumentará. Daniel 12:4
Notemos que a Daniel, se le da la clave de lo que ocurriría en el futuro, ¿Quién podría imaginar que un libro antiguo predeciría el futuro? Sin embargo, no solamente predijo el futuro, si no que ahora nosotros somos capaces de palpar y disfrutar de ese aumento de la ciencia, desde computadoras, robots, imágenes tridimensionales, la cura para enfermedades imposibles, casas con sistemas sofisticados, científicos descubriendo partículas perdidas, hombres diseñando atracciones mecánicas o parques de diversiones modernos, edificios que hablan, teléfonos capaces de hacer cosas jamás vistas etc. etc. etc.…
Todo esto, nos daría una señal que anunciaría el principio del fin, pero mientras que el fin no llegue, a nosotros se nos es permitido disfrutar de estos avances tecnológicos (aunque no todos claro está).




Disminución de abejas podría adelantar el fin del mundo

La población de abejas productoras de miel se ha reducido sin causa aparente en Europa y Estados Unidos, anunció la semana pasada un reporte del Departamento de Agricultura de ese país con datos impresionantes.

El tema empezó a llamar la atención en 2006, pero ahora ha llegado a dimensiones preocupantes sobre todo por el papel que estos insectos cumplen en la polinización de más de 130 tipos de cultivos, en especial de las nueces, las frutas y los vegetales.

Los expertos llaman al fenómeno Desorden de Colapso de Colonias o CCD, por sus siglas en inglés. Y aunque no hay certeza sobre qué lo causa, se ha señalado a los pesticidas. El fenómeno es mundial, pues se ha registrado en toda América y en Asia. Aunque en Europa se prohibió usar un tipo de pesticida, aún no se sabe si dicha medida podrá salvarlas.

“Si la abeja desapareciera de la superficie de la Tierra, entonces el hombre sólo tendría cuatro años de vida. Sin abejas, no hay polinización, ni plantas, ni animales, tampoco humanos”. Esta frase, y que algunos se la atribuyen a Albert Einstein, advierte una verdad que pareciera estarse cumpliendo. Las abejas están muriendo y es signo de que no nos falta mucho.

Las abejas son parte fundamental de una cadena biológica, un factor decisivo en la producción de ozono, oxigeno y del alimento de las especies animales.

Megan Eckles, investigadora del Departamento de Biología de la Universidad de California en San Diego, estimó que, sin las abejas, el mundo, tal como lo conocemos, se acabaría en 40 años.

Y es que el equilibrio ecológico es claro: Las abejas son las responsables directas de la polinización, y sin ella, las plantas no podrán reproducirse, y sin plantas, la fauna que se alimenta de ellas morirá. En pocas palabras, la cadena trófica o cadena alimenticia se rompe, y aunque mucha gente piense lo contrario, nosotros somos parte de esa cadena.

Aseguran que el libro del Apocalipsis ya lo asegura: una hambruna vendrá justo antes del fin del mundo, hambruna que hará perecer todo tipo de plantas, con excepción de las uvas y olivares debido a que las uvas se polinizan a sí mismas, mientras que las olivas son polinizadas por el viento. ¿Será ésta la señal de que el fin del mundo.? AcontecerCristiano.Net 



Salvar a las Abejas en Europa

El Parlamento Europeo ha realizado un llamamiento urgente para salvar a las abejas en Europa, aunque en realidad habría que hablar de salvar a las abejas en todo el mundo. Frenar la mortalidad de este insecto investigando para desarrollar nuevos medicamentos que acaben con los parásitos o enfermedades que les afectan, es una tarea obligada. Parece que no existe un interés por parte de las grandes compañías para tratar el problema, los medicamentos actuales no son efectivos y es necesario desarrollar nuevos productos que garanticen la continuidad de estos insectos. Para otros sectores, la elevada mortalidad de las abejas está relacionada con los cultivos intensivos y el uso de pesticidas, pero en realidad es un cúmulo de problemas el que se cierne sobre las pequeñas obreras.
Salvar a las abejas en Europa es prioritario y más cuando sabemos que la labor de las abejas está implicada en la producción de alimentos de una manera significativa. El 84% de las especies vegetales y el 76% de la producción alimentaria europea, dependen de la polinización de las abejas, por ello el Parlamento Europeo ha votado una resolución para que la Unión Europea aumente las partidas presupuestarias para la investigación y desarrollo de nuevos fármacos que puedan proteger a las abejas, insectos que parece que están en fase de convertirse en una especie en vía de extinción, basta con saber que durante los últimos años el número de colonias de abejas ha caído hasta un 30%, sin duda, es un dato preocupante.

Es interesante retomar la lectura del post Los alimentos y la polinización de los insectos, donde podíamos saber que su labor está cifrada en un valor económico que asciende a 153.000 millones de euros al año, además, sin la polinización no se podrá satisfacer la demanda de alimentos como las frutas o las verduras en un futuro a corto plazo, por otro lado hay que destacar que las abejas están implicadas en diferentes áreas económicas como la producción de miel, flores ornamentales o la producción de biocombustibles, entre otros.
El problema es serio, se ha hablado de cómo alimentar al mundo en 2050 y se han barajado medidas para poder incrementar la producción de alimentos, son varios los desafíos tecnológicos y los retos energéticos para poder incrementar la producción de alimentos hasta en un 70%, meta con la que en teoría se podría alimentar a la población dentro de unos 40 años. Se ha hablado del cambio climático y de la aplicación de las nuevas tecnologías que permitan desarrollar alimentos resistentes a la sequía extrema, que se puedan cultivar en terrenos pobres o con un alto índice de salinidad, se ha hablado del uso de alimentos transgénicos, pero la importancia de las abejas en la producción alimentaria parece haberse obviado hasta el momento, al menos en las grandes cumbres que han tratado el problema del abastecimiento alimentario mundial.
Año tras año se reduce la producción de miel en muchos países europeos, algo ligado a la reducción de las colonias de abejas, pero teniendo en cuenta que estos insectos son fundamentales en la agricultura y son responsables de la polinización de las flores de numerosas plantas y árboles, la desaparición de las abejas o una reducción significativa de su población (algo que está ocurriendo), representaría un grave varapalo ecológico y alimenticio. Para poder garantizar el abastecimiento alimentario en las próximas décadas es necesario luchar contra la reducción de las colonias de abejas, algo que ahora pretende impulsar el Parlamento Europeo, ya veremos si Europa escucha el llamamiento de los eurodiputados.
http://www.gastronomiaycia.com/2011/11/18/salvar-a-las-abejas-en-europa/





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